domingo, 1 de enero de 2012

NOS EMBORRACHARON A MI ESPOSA Y A MI II

En cuanto entramos Sonia se fue a su habitación a asearse y a cambiarse, sumamente arrepentida por todo lo que había pasado, mientras Agustín entraba en la cocina a buscar refrescos y hielos. Mateo me decía que conmigo se la pasaban súper y que muy pronto iba a ser mejor, mientras Miguel y Agustín reían y asentían.
Yo no mejoraba gran cosa y pronto me vi con otro vaso de whisky entre mis manos, por lo que la borrachera que tenía en vez de bajar me hacía querer dormir por momentos ya casi sin hablar y solo sonriendo estúpidamente.
Sonia regresó vestida con una bata japonesa corta diciendo que ella solo atendería lo que necesitáramos y se retiraría, pero Mateo desvergonzadamente la jaló hacia el abrazándola y le dijo que ella era la anfitriona principal y que de ninguna forma se podría retirar; a lo que ella dirigiéndose a mí, dijo:

-Rodolfo, por favor pon orden porque no quiero seguir acompañándoles, tú no sabes lo que ha pasado…
-Sssoonia, por favor síiirvenos y siéeentate amor- Contesté en forma pastosa como pude, sin imaginar lo que realmente ocurría.
-Pero Rodolfo, no tienes ni idea de lo que dices. En todo caso iré a cambiarme para estar más presentable, añadió.
Entonces entre Mateo y Miguel la sentaron en el sillón, con uno de ellos a cada lado y Agustín enfrente viendo como sus hermosas piernas se mostraban más de lo debido, en parte por la forma en que la sentaron y en parte por lo corto de la bata, mostrando una tanguita de muselina con encajes que dejaba traslucir su coñito inflamado.
-Tú estás más que presentable y hermosa como estás, dijo Mateo, añadiendo Miguel: Si, así estás perfecta para la fiesta.
Yo daba sorbitos a mi copa empezando a ver entre brumas como mi esposa era abrazada por ambos mientras Agustín se hincaba frente a ella a acariciar sus piernas, con la imposible detención de éstas por parte de Sonia que inútilmente trataba de retirarle las manos, que iban subiendo cada vez mas alto por sus muslos. Intenté hablar y detenerlos pero n siquiera  pude levantarme del sillón en que me encontraba, debido a mi etílico estado.
Sonia me volteaba a ver con furia por no poder defenderla del ataque de estos tres hombres que ya tocaban por todos lados, soltando la cinta que sujetaba la bata para mantenerla cerrada.
En cuanto se abrió la bata salieron a la luz dos tetas algo más que medianas, orgullosamente erguidas  y con los pezones endurecidos por las caricias a que empezaron a ser sometidos, ya que no se había puesto sostén pensando en regresar a acostarse enseguida.
Agustín aprovechó que ella era muy entretenida por Miguel y Mateo que se ocupaban ya de mamar golosos sus tetas enhiestas, para terminar de abrirle las piernas y bajar el tanga con fuerza, iniciando de inmediato el toqueteo en su rajita.
Esto terminó de rendir a Sonia, que ya sin importarle nada empezó a gemir de gusto con las caricias y besos de esas tres bocas y seis manos le prodigaban.
Agustín aprovecho su sitio preferente para, bajándose pantalones y calzón, subir las piernas de Sonia y enfilar su aparato de buen tamaño a la rajita que ya empezaba a humedecerse para hundir suavemente su aparato. Sonia solo profirió un ahhhhhhhhhh profundo a la vez que Agustín empezaba a bombear con fuerza y deleite, mientras Sonia empezaba a sentir que la gloria entraba entre sus piernas y sin contenerse más empezó también a moverse lo que podía. Viendo esto, yo me levanté a duras penas tratando de impedir este inicio de orgía, pero solo para ser aventado bruscamente por Miguel y cayendo pesadamente de nuevo en el sillón.
Enseguida Miguel y Mateo se levantaron desnudándose de inmediato y poniendo a Sonia a gatas. Agustín se acostó de espaldas y se colocó debajo de ella para volverla a clavar mientras Mateo se colocaba atrás enfilando su verga al culito de Sonia, mientras le escupía saliva para lubricarlo y le clavaba dos dedos en el. Sonia intentó zafarse al sentir horadada su intimidad posterior, pero Agustín la abrazó fuertemente impidiéndole moverse, oyéndose solo un profundo gemido de mi esposa. Yo de nuevo me levanté pesadamente profiriendo insultos a estos hombres, recibiendo un fuerte golpe en el estómago propinado por Miguel, que me hizo caer de nuevo; entonces en medio de mi borrachera comprendí que Sonia era follada salvajemente. Intenté enfocar su cara de sufrimiento, pero mi sorpresa fue verla con cara de lujuria y pidiendo más, mientras se movía como poseída y acababa una y otra vez. Miguel para no quedarse atrás, puso su verga en la boca de Sonia, quien de inmediato la abrazó con sus labios mamando verga como nunca lo hubiera creído.
Por fin, en lo que me pareció un tiempo eterno, acabaron los tres en los agujeros de Sonia, liberándola de sus abrazos; ella permaneció tirada en la alfombra un buen rato, para después levantarse y venir hacia donde yo estaba. Pensé que ella querría saber cómo estaba yo, pero nada más lejos de la verdad; llegó y sin más me propinó dos tremendas bofetadas mientras me decía:
-Estarás satisfecho, mira como me han dejado. Mira como escurre su semilla por mis muslos y mi cara cornudo asqueroso; tenías que embriagarte hasta caer mientras a mi me abusaban desgraciado-
Sonia-proferí- Te juro que nunca pensé…Dos bofetadas mas cayeron en mi rostro que ya me ardía, para enseguida Sonia cogerme del pelo y jalando duramente de él acomodó mi rostro entre sus muslos moviéndolos para dejarme el rostro lleno de semen fresco que escurría en buenas cantidades de sus agujeros. No contenta con ello, con sus dedos sacó más leche de hombre de sus agujeros y me los metió a fuerzas en la boca, haciéndome tomar aquellos jugos asquerosos.  De inmediato empecé a tener arcadas. Enseguida se volteó hacia los tres “amigos míos” que ya se vestían para agradecerles las envergadas que le habían propinado y diciéndoles que había gozado como nunca conmigo, que le habían abierto los ojos a ese mundo de sexualidad que no conocía. Que era la puta que nunca creyó ser. En medio de manos acariciando por todos lados fue despedida mientras yo vomitaba manchándome todo y Sonia subía dejándome tirado.
En la mañana, desperté lleno de vómito, con un dolor de cabeza muy fuerte y con ardor en la cara por las tremendas bofetadas que había recibido, me fui levantando todavía confuso por lo sucedido, cuando apareció Sonia, majestuosa, por la escalera…

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