martes, 7 de febrero de 2012

Entrenando Al Perro De Tía Caro


Hola soy Anny. Esta ocasión te contaré lo que ocurrió una vez en casa de tía Caro con su perro Tronco.

Antes que nada, muchas gracias a todas mis amigas que me han escrito a braquius@yahoo.com, me hacen sentir tantas cosas lindas al contarme sus experiencias zoo y lésbicas, que no sé si yo las excito más a ellas o ellas me excitan más a mí con sus cartas.

En aquel tiempo yo tenía unos 16 años de edad. Luego de una rara situación de trío que tuve con mi perrita Tracy y Tronco, el perro de tía Caro, fui un viernes por la tarde a casa de ella. Porque tía Caro saldría de nuevo a un viaje con mis papás el sábado siguiente. Tía Caro pidió que esta vez le cuidara a su perro en su propia casa.


Tía Caro es hermana menor de papá. Una hermosa mujer de 33 años, divorciada, cabello muy claro y piel blanca. Con rostro de niña, hombros atléticos, caderas sensuales y cintura esbelta. Caro es excepcionalmente sana. De hecho cuando empecé mis relaciones íntimas con mi perrita, eso abrió mi sensibilidad a otros intereses, entre ellos empezó a gustarme mucho tía Caro, pero no me atrevía a decir nada.

Llegué a casa de Caro con Tracy y me recibió como siempre con un beso y una sonrisa... "como ha crecido mi Anny" me dijo y me llevó a mi alcoba "te quedarás aquí hoy, el sábado y el domingo, que volveré con tu papá, mientras me cuidas a Tronco". Se veía tan linda con sus pantaloncillos blancos tan cortos y ajustados y su remera sin mangas... Esa tarde Caro me preparó pollo frito que estaba delicioso. Comimos juntas y al poco tiempo se fue a su alcoba, yo supuse que a su siesta.

Fui a mi cuarto y mi perrita Tracy me siguió oliéndome de cerca. Iba a revisar si tenía email en mi laptop pero... preferí empezar buscando fotos de chicas. Se me estaba volviendo costumbre pasar las horas viendo chicas parecidas a mí, con sus caras lindas y su cuerpos voluptuosos... blanquitas de piel, aunque de vez en vez aparecían en las galerías de fotos chicas morochas también muy sexys. Mirar fotos de chicas me hacía sentir algo de calor y me humedecía un poco más cada vez que lo hacía. Y simplemente lo acepté, tal como acepté el placer y el sexo con mi perrita Tracy, también acepté mi creciente interés por las mujeres. Así que pasé un rato viendo esas fotos donde aparecían con su piel húmeda, sus rosados pechos al aire... cuando escuché algo desde el cuarto cerrado de tía Caro. Pegué mi oreja a su puerta y sonaba como si alguien disfrutara de una paleta de caramelo, pero también se escuchaban gemidos muy dulces de tía Caro, sus gemidos ahogados por algo y ese otro sonido... que no sabía bien qué era. Me gustó tanto escucharla que me estaba excitando, mi hermosa tía gimiendo... pero yo todavía sentí un poco de pena por la situación y decidí dejarla. Volví a mi cuarto a calmarme viendo chicas en la laptop... y encontré una serie de fotos donde una joven de cabello recogido le lamía entre las nalgas a una mujer más madura que parecía un ama e casa, las dos modelos eran bellísimas y parecían disfrutar de hacer esas fotos, como si no existiera la cámara, sólo sus cuerpos dándose placer... había fotos de la joven abriendo las nalgas de la mayor y acariciando con su lengua su tierno anito... fotos cada vez más cercanas y detalladas, esto me estaba excitando y sentí no sólo la humedad bajando por mi entrepierna, sino a mi perrita Tracy que hurgando en mí, ya estaba en posición para lamer mi gordita rebosante de jugos. Mi perrita estaba bien entrenada para beber de mí, así que seguí viendo esas fotos mientras la lengua de Tracy me elevaba a un delicioso orgasmo... las fotos mostraban a la joven y a la mujer besándose con lengua, luego lamiéndose entre sí... sorbiendo en cada rincón de sus cuerpos... con sus rostros batidos en jugos femeninos... y se me vino muy rico... gemí desde lo más hondo y se me vino un gran orgasmo en el hocico de mi hermosa perrita, que sabía lamerme y hacer que mis contracciones fueran más fuertes y más placenteras... y mis chorros de miel se vinieran con más intensidad... para bebérselos todos... sorbiendo mi vagina como una experta... pasando su rica lengua por mis labios hasta hacerme temblar de placer... seguí gimiendo como gatita y viendo las fotos mientras me venía, pero instintivamente atraje hacia mí la cabeza de Tracy lo más que pude para que llegara más profundo con su lengua... y así deleitarnos las dos con las últimas oleadas de líquidos de mujer... fue exquisito.

Luego, durante la tarde tía Caro y yo todavía en nuestra facha casera vimos pelis, charlamos, y ya de noche cenamos algo ligero en casa. Yo trataba de disimular cuánto disfrutaba ver a mi tía, qué hermosa que es. Pero poco después de la cena, ella se había ido de nuevo a su habitación.

Yo no soporté la curiosidad y de nuevo sigilosamente acerqué mi oreja a su puerta... y de nuevo escuché esos sonidos raros y la dulce voz de mi tía como gimiendo o quejándose suavemente, pero me encantaba escucharle así. Esta vez decidí quedarme más tiempo escuchando... sus gemidos fueron en aumento, cada vez más prolongados y más profundos, cada vez con más sentimiento... y pasaban los minutos y sus suspiros y su voz era más apasionada y ahogada... en un instante de descuido, cuando los gemidos de tía Caro se volvían más fuertes y apresurados, me apoyé demasiado en su puerta y ésta se abrió en silencio... y allí estaba tía Caro de rodillas frente a su cama, halando con sus dos manos el enorme miembro de su perro Tronco, que estaba en sus cuatro sobre la cama, Caro se veía tan linda perdida en el placer de mamar a su perro desde abajo que no notó mi presencia al principio, sólo aceleraba el ritmo de sus manos en el miembro del perro y succionándolo con fuerza, buscando su recompensa líquida... yo sin pensar me acerqué más a ellos y noté cuando tía Caro empezó a tragar semen de su perro, porque respiraba ella con dificultad y bebía toda ansiosa, ordeñando con manos y boca a su mascota... entonces, entre trago y trago ella notó mi presencia y sin dejar de mamar el pene animal me miró entre sorprendida y excitada, sus ojos se cerraban por el placer y claramente su cuerpo no obedecía a su mente, porque se sonrojó como nunca por estar su sobrina viéndola en esa situación, pero aún así ella no dejaba de tragar la abundante leche de Tronco... y sus gemidos se entrecortaban por la fuerza de los chorros que invadían su garganta... esa escena me estaba excitando y me hacía desear más a mi tía, pero sólo acerté a verla hasta que terminó de beber toda la crema de la venida de Tronco. Tía Caro jadeaba y se pasaba el durísimo pene de Tronco por su cara, como agradeciendo su alimento nocturno. Seguía ella sonrojada aún y me miró "...Anny... lo siento... y-yo no quería que me vieras así..." y yo le dije "tía no hay problema... yo te quiero y no te juzgo por nada... somos mujeres y tenemos derecho al placer como nosotras lo deseemos..." ella me sonrió con su linda carita y me besó cerca de los labios. Yo, para que se sintiera con menos pena, le dije lo que había pasado en casa unas semanas antes, cuando me dejó al cuidado de Tronco y sucedió aquello del trío perruno conmigo y ella me dijo "¿en serio? O sea que no soy más una rara para ti?" y tenía sus ojitos brillantes, "claro que no tía, yo te quiero y te entiendo... sólo una pregunta... ¿haces esto con Tronco con frecuencia?". Tía Caro me miró con mucho cariño, me abrazó y me dijo "yo también te confesaré algo... adoro el sabor del semen de mi perro y me estoy volviendo adicta a beberlo, necesito beberlo cada vez más y..." hizo una pausa sonrojánose de nuevo "...y estoy entrenándolo para que me dé tres venidas cada día". Eso me excitó mucho, saber que mi hermosa tía Caro era adicta al semen de su perro me hizo humedecerme al momento. Le dije "y... no te da tres al día?" y ella respondió "todavía no, por ahora sólo me da dos, una temprano en la mañana y otra en la noche, pero está en proceso...". Yo le pregunté "cómo es eso del proceso?" y ella me explicó "cuando descubrí que a Tronco le gustaba esto fue tan lindo... y cuando yo quise más leche lo intenté en las noches, pero tuve que entrenarlo", a lo que yo pregunté "y cómo es eso de entrenarlo?". Tía Caro atrajo hacia sí a Tronco sosteniéndolo de su duro miembro y me dijo "Tronco ya estaba habituado a darme su leche cada mañana, todos los días, pero para tener una segunda dosis diaria tuve que pasarme horas mamando esto... su carne, y lo hice pacientemente cada noche durante más de una semana, ordeñando con mi boca una y otra vez sin recibir nada... pero luego de varios días recibí al fin una pequeña venida... luego al pasar de las noches esa segunda dosis se fue haciendo más abundante, hasta que lo entrené para darme dos buenas tomas de leche diaria..." entonces yo entendí qué pasaba, tía Caro estaba entrenando a su perro Tronco para que le diera una tercera venida diaria, esta vez después de mediodía, por eso la escuché succionándolo después de la comida. Le dije "yo te voy a ayudar tía, continuaré el entrenamiento de Tronco los días que tú estarás fuera con mis papás" a lo que ella respondió dándome un largo beso en los labios "pero Anny, Tronco todavía no está listo para darme leche a medio día... es desesperante..." yo le dije que no se preocupara, que haría todo lo necesario para continuar su labor con su lindo perro, me besó de nuevo. Creo que ella estaba empezando a sentir la misma atracción por mí que yo sentía por ella.

A la mañana siguiente Caro salió de su casa para ir de viaje corto con mis papás. Se veía tan bella y nos despedimos cariñosamente. Me miró con ojos de complicidad, yo sabía que ya tenía su desayuno de leche en el estómago, nos besamos abrazadas y se fue feliz.

Ese día sábado hice algunos deberes caseros y también me di tiempo de hacer ejercicio, me dejé encima sólo un boxer muy holgado para estar cómoda. Mi perrita Tracy me lamía las piernas a cada momento pero yo no le respondía lamiéndola, porque terminé la mañana sudada y agotada por tanto trabajo. Me recosté en la cama y caí rendida.

Cuando desperté vi a Tracy y a Tronco olisqueándome subidos en la cama, yo todavía aturdida por el sueño vi en mi reloj la 1 pm en punto y recordé mi promesa a tía Caro, giré un poco todavía recostada y me metí rápidamente el pene del perro en mi boquita. Me acomodé como una bebé debajo de él y empecé a mamarlo y mamarlo y mamarlo... Tronco se quedó quietito y dócil mientras yo ordeñaba... a cada succión trataba de meterlo más en mi boca, más hondo en mi garganta... con una de mis manitos subía y bajaba a todo lo largo de su pene y con la otra acariciaba sus bolas calientes... el miembro del animal creció más y más en mi boca y fue llegando más lejos, yo sentí que iba a vomitar varias veces pero no quise rendirme, me lo metí más y gimiendo como mi tía Caro, chupé con todas mis fuerzas ese duro trozo de carne... tenía que hacer bajar esa leche para darle la sorpresa a mi adorada tía, quería que ella supiera que su sobrina la haría feliz con todos sus caprichos sexuales, que se sintiera orgullosa de mí dejándole bien entrenado a Tronco para darle sus tres venidas diarias... mientras me esforzaba succionando al perro, pensaba en Caro y su placentera adicción... qué mujer no se volvería adicta a este sabor delicioso? para nosotras es irresistible la sensación sublime de tener un miembro tan duro y caliente en la garganta... luchando con todas las fuerzas de mis manos y mi boca para sacar ese semen, sacarlo y nutrirme de él, alimentar mi placer y mi cuerpo... en eso mi perrita Tracy aprovechó las aberturas amplias que dejaban mis boxers y la emprendió a lamidas entre mis muslos... sacándome gemidos más animales... mi perrita pasaba su lengua desde mi clítoris hasta mi anito, pasando por mis mojados labios que reaccionaban ansiosos a sus chupadas... y yo seguía prendida al miembro del perro sin darle descanso... mamando fuertemente... mamando con desesperación... pasaban los minutos y sabía que a Tronco le estaba dando mucho placer, porque las venas a lo largo del miembro estaban de lo más saltadas, tenía un color rojizo vivo y era durísimo, delicioso... Tronco jadeaba y gruñia como indicando que este placer no lo llevaría al orgasmo, que hasta para un perro era un abuso tener 3 venidas abundantes en un solo día, pero yo no estaba dispuesta a dejar de ordeñarlo, me estaba volviendo loca el sabor tan rico de Tronco y las lamidas de mi perrita en mi vagina... me estaba llegando esa confusión de sensaciones previas al orgasmo y me vino uno grande... mi perrita se deleitó en los chorros pegajosos que me salían en cada contracción de vagina y mi reacción a eso fue succionar con nuevas fuerzas el pene de Tronco, tratando de que su orgasmo alcanzara al mío... y yo insistía viniéndome en el hocico de mi perrita y al mismo luchando por respirar con el pene del perro en mi garganta... ambos animales me estaban llevando al máximo placer... yo me estaba asfixiando y traté de sacarme el miembro de la garganta... cuando en ese momento Tronco empezó a moverse violentamente, metiendo su carne más allá de mi garganta y soltando abundantes chorros de esperma caliente... chorros gruesos y ardientes que me estaban llenando el estómago... el placer pudo más... aunque yo necesitaba respirar, moví mis manos más de prisa y succioné con más fuerza para que Tronco me llenara con su semen... el nutritivo semen de un perro que yo ya sentía como mío... mi perrita se daba un banquete con mi vulva jugosa y yo intentaba prolongar mi alimentación de leche lo más posible... resistiendo las ganas de vomitar y sólo dejándome llenar y llenar de las venidas espesas de Tronco... sus movimientos de cadera en mi cara me estaban lastimando la garganta pero no podía detenerlo... yo también me estaba volviendo adicta al semen de perro... ya no podía pensar... no podía entender que pasaba y me sobrevino un leve desmayo...

Desperté aún temprano en la tarde, con mi perrita y el perro de tía Caro lamiéndome toda. Pasaban de mi vagina a mis pechos y a mi boca... y luego de regreso. Fue un placentero fin de semana, reforzando el entrenamiento de Tronco y qué feliz ha hecho a mi tía Caro desde entonces.

Gracias por leerme y gracias otra vez a las que me han escrito a braquius@yahoo.com para compartir sus experiencias. Las quiero mucho.

Anny

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